El césped natural demanda un mantenimiento regular, que implica el uso de tiempo, energía y recursos. La instalación de césped artificial reduce drásticamente la necesidad de mantenimiento, como cortar, fertilizar o regar. Esto no solo ahorra recursos valiosos, sino que también disminuye la generación de residuos, como los recortes de césped, que a menudo terminan en los vertederos.